CCOO de Industria | 24 abril 2024.

Crece el empleo en la industria, pero es precario, temporal, parcial y rotativo

    Las personas ocupadas en la industria manufacturera aumentaron un 4,8% en 2017, según la Encuesta de Población Activa (EPA), al pasar de 2.284.200 a 2.393.400 trabajadores y trabajadoras. El empleo industrial continúa así la senda del crecimiento que arrancó en 2013 (desde ese año aumentó un 13%), y es más dinámico que el del conjunto de la economía. Sin embargo, no es de calidad, ya que abunda la precariedad, la temporalidad y los contratos parciales.

    09/04/2018. CCOO de Industria
    El empleo que se crea en la industria tiene poca calidad

    El empleo que se crea en la industria tiene poca calidad

    La pauta que experimentó el crecimiento del empleo industrial en 2017 es similar a la que presentó en otras épocas de recuperación. Por un lado crece la tasa de "asalarización" al llegar el año pasado al 89,4 y situarse la población asalariada en el 2,14 millones de personas. Y, por otro, se extiende la precariedad. Al acabar 2017 la temporalidad se situó en el entorno del 22% tras cuatro años de ascenso. Además, el empleo a tiempo parcial se extendió en el conjunto del sector. El 45% de los trabajadores y trabajadoras con un contrato parcial está descontento con su situación.

    La media anual de la EPA pone de manifiesto que en la industria manufacturera hay 461 mil personas asalariadas con contrato temporal, el 21,6% del total. La misma visión de precariedad nos ofrece el registro de contratos del SEPE. Durante 2017 se registraron 2.074.698 contratos en la industria manufacturera para que el empleo creciera en 99.821 personas, es decir, casi 21 contratos al año para la incorporación de cada persona. Además, el 91,1% de estos contratos firmados fueron temporales. Se observa que la generación de empleo en la industria manufacturera no es ajena al proceso de precarización que se vive en el mercado laboral español, donde el 40% de los contratos firmados en 2017 tuvo una duración de días o semanas.

    Por su parte, el trabajo a tiempo parcial se extiende en todo el sector industrial. Ya afecta a unas 130 mil personas, mientras que en la mayor parte del resto de sectores se reduce su incidencia.

    Por géneros, se aprecia mayor dinamismo en la generación de empleo manufacturero femenino, que creció un 7,2% en 2017 (15,4% desde 2013), frente al 4% en el caso masculino (12,2% desde 2013). Sin embargo, también es más acusada la precariedad a la que están sometidas las trabajadoras manufactureras, puesto que la temporalidad afecta al 23,2% de las asalariadas, más de dos puntos por encima de la que soportan sus compañeros. También son más las afectadas por el trabajo a tiempo parcial, puesto que suponen el 12,9% de las mujeres, mientras que en los hombres afecta al 2,6%.

    También es notable la relación que existe entre edad y precariedad, puesto que se agudiza cuanto más jóvenes son los que trabajan en el sector manufacturero. Entre la población asalariada de menos de 25 años solo tienen contrato indefinido el 30%, es decir, la precariedad se eleva hasta el 70%. El porcentaje de personas con contrato temporal disminuye según se incrementa la edad. Entre los menores de 35 años la temporalidad afecta al 41,4% del total, una precariedad que se incrementa cada año.

    En cuanto a la evolución del desempleo, la media de la EPA de los cuatro trimestres del año indica problemas en cuanto a la absorción del desempleo sectorial. Así, mientras que en términos generales el paro bajó un 13% en 2017, en el sector industrial solo se redujo un 3,6%.

    Esta precariedad y resistencia del desempleo en el sector industrial es producto de un gobierno que se muestra incompetente a la hora de definir y diseñar una política industrial. Una actitud y aptitud muy alejada de la que adoptan los gobiernos de aquellas economías en las que la industria pesa más de un 20% en el PIB, lo que demuestra que la “mejor política industrial es la que sí existe”.